miércoles, mayo 21

Una semana en el Camino...

Después de una semana en el Camino mis pies se encuentran en mejores condiciones que al principio, más descansados, más adaptados. Afortunadamente no tengo ampollas (todavía) y mis zapatos me gustan cada día más. He visto tantas cosas maravillosas en solo una semana que en las noches me pregunto si seré capaz de asimilar todo lo que me falta por vivir, caminar, conocer y sufrir...

En una semana mi vida ha dado un giro de 180 grados. El Camino me envuelve en sus tonos verdes de campos de trigo, olivos y viñedos. Me llama a querer andar más cada día y al mismo tiempo me asusta un poco pensar que faltan muchos, pero muchos días y muchos kilometros para llegar a mi destino.

Mi corazón, mi alma y mi espíritu se llenan al punto de desbordarse con cada paso que doy, con cada nuevo peregrino que se cruza en mi camino, con cada pueblo que paso, con cada albergue que me abre sus puertas y me ofrece un lugar de descanso. Este mundo era totalmente desconocido para mí, y ahora que lo conozco siento que voy dejando un pedacito de mi vida en cada lugar, y que me llevo un pedacito de cada lugar en mi corazón y aunque el día de mañana es incierto, lo espero con ansias y cada noche antes de dormir le doy gracias a Dios por haber puesto EL CAMINO en mi camino...

Buen Camino!

2 comentarios:

lillirod dijo...

Comparto esa increible sensacion embriagante de encontrarse en el anhelado camino, viviendo cada momento a plenitud sin importar el cansancio. Que esperiencia tan maravillosa!

Anónimo dijo...

Plasmas de una manera exacta mis mismos pensamientos y sensaciones. Una experiencia que no se olvida nunca.